Cómo generar en los demás un deseo inmenso de investigar más, antes que opinar sobre algo solo por intuición. O algo que la crítica académica ha olvidado...

Palabras e ilustración: Adriana Balderas

Lo dijo Jorge Luis Borges:

“Creo que uno, sólo puede enseñar el amor de algo. Yo he enseñado, no literatura inglesa, sino el amor a esa literatura”.

Siempre he pensado que la crítica debería generar a los demás un deseo inmenso de investigar más, antes que opinar sobre algo solo por intuición o expresiones rimbombantes. Ahí están las críticas académicas, que han hecho a un lado algo importante: dar paso a lo nuevo y dejar de enfrascarse con lo viejo. Artistas emergentes que requieren de expertos con mente abierta y no obsoleta. Que, por cierto, hasta el día de hoy, me sigo cuestionando el por qué la mayoría de las personas prefieren desorientarse y deciden anestesiar el placer por el arte. Sobre todo, el de leer y escribir. Se ha subestimado demasiado, y quizá sea por los que buscan una fama incontrolable y más ahora con redes sociales, seguidores y likes, y ya, no tanto dar un mensaje real.

Bien se dice que los críticos se dedican a eso, viven de la crítica. Los escritores, por el contrario, no están sujetos a hablar sobre literatura si no les apetece, toman la palabra en ocasiones contadas y cuando tienen algo valioso que aportar, quizá como necesidad, los lleva automáticamente a escribir algo nuevo. Por ejemplo, en mi caso, gusto de lo coloquial y fluido, sin palabras rebuscadas. Procuro no jugar con el lector, no hacerme la poeta o desatar el odio hacia sentimientos reales y puros como el tema del amor. Valoro a quienes me regalan tiempo para poder leerme. Me intereso más en la construcción de mis textos y lo que significan para mí, moldearlos a mi imagen y semejanza con mis propios enfrentamientos y no tanto por como luciría un libro y su exterior. Por decirlo de esa manera.

Hay algo importante que suele olvidarse, compartir el entusiasmo, realzar ese entendimiento y deconstruir a los autores, generar la emoción de lo leído. Llegar a ese punto inminente cuando se lee a otro. Y remato con una frase de Virginia Wolf:

“La emoción tiene prioridad sobre todo lo demás”.

Adriana Balderas

Déjanos tu comentario al pie de esta página

Te puede interesar

Mujeres, literatura y las comunidades que construyen