Entre el 1 y 18 de julio de 2021, la artista argentina Marta Minujín presenta Big Ben lying down en Manchester International Festival (Picadilly Gardens - Manchester), una recreación del Big Ben en posición horizontal cubierto por veinte mil libros políticos.

Buscadora constante de nuevas y precursoras ideas, Marta Minujín apuesta siempre al futuro: ‘La normalidad está sobrevaluada y detiene a las nuevas ideas. La normalidad del presente no es la normalidad para el futuro’.


Por Silvia Demetilla
Foto Inés Medem


Durante los dos años que lleva la pandemia, Marta Minujín trabajó de forma constante en su estudio en Buenos Aires. Vacunación global y Pandemia, —que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires—, forman parte de la serie de collages de la artista.

Todo es posible en el arte imposible

Desde sus inicios, los happenings son parte de la expresión artística de Marta Minujín. Habiendo realizado más de setenta, esta forma de arte vivo es una de las preferidas por la artista porque incluye la participación del público: ‘Es una forma de arte en la que no es necesario ir al museo. La gente pasa por la calle y es incorporada al arte mismo’. En el MoMA de New York creó Kidnappening (1973), donde treinta personas eran secuestradas y llevadas a distintos lugares. Dentro de la aparentemente inocente idea de Minujín estaba la denuncia política de hechos que estaban ocurriendo en Argentina.

En La Destrucción (1963), Minujín invitó a nueve artistas del avant-garde, incluyendo a Christo y Paul-Armand Gette, a destrozar y prender fuego su propia obra en París.

En 1965 creó, junto a Rubén Santantonín en el Instituto Di Tella, La Menesunda, donde se les pedía a los participantes que recorrieran dieciséis habitaciones en las que se recreaban distintas escenas con personas sin anunciar qué verían en la siguiente, como un salón de belleza, una pareja teniendo sexo, el consultorio de un dentista, un freezer con telas que simbolizaban trozos de carne, etc.

Cuando Marta Minujín conoció a Andy Wharhol sintió que estaba frente a su doble y así nació una entrañable amistad: ‘Él era el rey de New York y yo era la reina de Argentina’, había dicho la artista. De esa época data The Debt (1985), uno de los happenings que más críticas recibió y en el que Minujín le ofrece a Wharhol, a través de una serie de fotografías, pagar la deuda externa con ‘el oro de Latinoamérica’, el maíz.

En ‘La caída de los mitos universales’ Minujín cuestiona la verticalidad de los edificios-mito y propone ubicarlos en posición horizontal para acceder a un nuevo punto de vista que permita, precisamente, desmitificarlos.

Entre el 1 y 18 de julio de 2021, Minujín presenta Big Ben lying down en Manchester International Festival (Picadilly Gardens – Manchester), una recreación de cuarenta y cinco metros del Big Ben en posición horizontal que fue cubierto por veinte mil libros de política. En esta idea que tuvo hace veinte años donde utiliza la misma técnica de sus obras efímeras anteriores, el Big Ben acostado será desmantelado luego de los dieciocho días de duración de su exhibición cuando las personas que asistan se lleven los libros que lo conforman. Referidos a los problemas políticos que existen entre Londres y Manchester, los libros pertenecientes al siglo XVIII, XIX y XX fueron seleccionados por grupos en Manchester y por la propia artista: ‘Algunas de las personas que se lleven esos libros podrán tomarlos como cómics, otras como material que las haga pensar y alguna gente va a estar furiosa. El arte imposible es crear obras únicas que parecen imposibles’ *.

Boceto del Big Ben acostado en Manchester

Debido a la pandemia, la artista no pudo viajar a Manchester para inaugurar ni para supervisar la construcción de su obra. Desde Buenos Aires y con la ayuda de su celular, pudo dirigir virtualmente a quienes se ocuparon de materializar la misma. Habiendo trabajado con el teléfono, reconoce que es una forma totalmente distinta de cómo lo había hecho hasta el momento pero, pandemia mediante, era la única posibilidad de hacer realidad esta obra.  

El primer ejemplo de esta serie de arte efímero surgió cuando Marta Minujín decidió acostar al Obelisco de Buenos Aires en 1978: ‘Es un lugar muy importante donde convergen todas las manifestaciones. Desde que yo nací, la historia de mi país, es ir al Obelisco y manifestarse. Entrando al tercer milenio pensé que había que acostar a todos los mitos populares y universales, ya que, al ver las cosas acostadas cambia totalmente el punto de vista de quien lo ve. No es lo definitivo y vertical, es más flexible’.

Al Obelisco acostado le siguieron otras obras como el Partenon de Libros (Homenaje a la democracia) realizado con treinta mil libros censurados entre 1976 y 1983 durante la dictadura militar argentina y que estaban escondidos en los sótanos de las editoriales. En 2017 realizó un segundo Partenón con cien mil réplicas de libros prohibidos por los nazis en las décadas de los años treinta y cuarenta en Kassel, Alemania. A la finalización de estas obras temporarias que, en general, duraron pocas semanas de exhibición, los libros fueron distribuidos entre el público u organizaciones o devuelvos a sus propietarios.

Pero no todas las obras de caída de mitos de Marta Minujín están cubiertas de libros. Hay otras que consisten en recrear edificios o identidades icónicas con la comida popular del lugar o país donde se encuentre. En 1980 la Torre del Museo de James Joyce en Dublín fue cubierta con pan lactal y en 2014 el lobo marino, símbolo de Mar del Plata, fue cubierto con papeles de alfajores Havanna, —que podían ser canjeados por alfajores reales—, en el MAR, Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata. Todas sus instalaciones fueron desmanteladas, — a excepción del lobo marino de Mar del Plata—: ‘La idea es que la gente se coma su propio mito y después lo remitifique, que solamente quede en la memoria‘. Su próxima obra, luego del Big Ben acostado en Manchester, podría ser la Estatua de la Libertad en New York recreada con hamburguesas falsas.

Estatua de la Libertad cubierta de hamburguesas (1979) (c) Marta Minujin – Museo Guggenheim

Minujín reconoce que una de las mayores dificultades de los artistas en la actualidad es su preocupación constante por vender sus obras: ‘Yo creo que el arte no se puede crear para vender, sino para producir emociones, que pueda ser visto en museos en silencio, pero no creo en que se deba producir arte para vender. También creo que la gente tiene que inventar su propia realidad. Todas las personas pueden ser artistas, pero tienen que trabajar siempre con la idea de vivir en el futuro, como si no hubiera obstáculos para la imaginación y con perseverancia para concretar las ideas. Hay muy buenos pintores y muy buenos escultores, pero pocos artistas. Para mí, el gran artista es el que inventa algo único y cualquier persona que lo copie será una copia. Antes teníamos solo lápiz y papel, pero ahora tenemos tantas posibilidades, incluso el arte digital. El artista es libre como antes nunca lo había sido’, dijo la artista durante la entrevista realizada por la periodista Alex Clark en Guardian Live.

* Opiniones de Marta Minujín expresadas en la entrevista realizada por Alex Clark en Guardian Live (1/07/2021).

Silvia Demetilla


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