Recientemente rescatado del olvido por el escritor Arturo Pérez Reverte, el escritor y periodista Manuel Chaves Nogales fue un ejemplo de valentía en la historia del periodismo español e internacional del siglo pasado.

La valentía consiste en un diálogo interno en el que, independientemente de a qué conclusión lleguemos, nuestro pensamiento y emociones van a tener que lidiar con tensiones que pondrán en riesgo aspectos fundamentales que nos dan una sensación de equilibrio. Por este motivo, la valentía no es una reacción simple. Requiere de un proceso de integración en el que existe el riesgo de perder algo, aunque a menudo sintamos esa sensación vertiginosa y heroica tras acciones que catalogamos como valientes. Aunque esa fe ciega también tenga algo de valentía, tal vez sea la semilla que, al desarrollarse, nos ayudará a lidiar con otros miedos más internos que requerirán de acciones menos impulsivas.

La valentía implica experimentar la posibilidad de perder algo o alguien que nos ofrece una sensación de seguridad vital, física, emocional, psicológica o social. El miedo a perder o a romper cualquiera de esos aspectos de nuestro ser hace que nos defendamos e, instintivamente, que neguemos la realidad. Es por ello que a la valentía la trabajamos a medida que vamos adquiriendo una mayor capacidad de percibir la realidad, ya sea en relación a nuestros sentimientos, pensamientos, deseos más profundos o cómo percibimos a los demás y al mundo que nos rodea. La desarrollamos al reflexionar y contener nuestras contradicciones internas en vez de negarlas y atribuírselas a otras personas.

A veces resolver un conflicto interno y afrontar nuestros miedos implica quedarse quieto. Otras, moverse. Un ejemplo en la historia del periodismo español e internacional del siglo pasado recientemente rescatado del olvido por el escritor Arturo Pérez Reverte fue el escritor y periodista Manuel Chaves Nogales, quien tuvo que irse de España para salvarse de la amenaza de ambos bandos durante la Guerra Civil española (1936-1939), y terminó falleciendo en Londres durante su exilio tras años de separación de su familia.

La valentía de Chaves Nogales consistió en describir la realidad tal y como él la vivió, sin intermediarios, y haciendo un profundo análisis del ser humano, independientemente de su orientación ideológica. Pérez Reverte lo ha descrito como un periodista ecuánime, que contrasta con la falta de implicación emocional e intelectual del equidistante. La ecuanimidad no se origina en la cobardía, no busca la seguridad en los otros creando bandos sino la libertad de pensamiento, aceptando los conflictos emocionales y describiéndolos tal y como son, sin identificarse con ellos. Chaves Nogales no sólo escribió con una inmensa sensibilidad y capacidad literaria sino que, al parecer, no se dejó llevar por oportunismos ni complejos. Escribió con una valentía conmovedora que denota su capacidad de empatizar con el dolor ajeno.


La guerra y el miedo lo justificaban todo», escribió Chaves Nogales en la introducción de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España.

En cambio, la valentía no se justifica ni se resigna sino que, en su largo camino de búsqueda de la verdad, intenta aceptar la realidad, aunque ello implique la confrontación con nuestros monstruos internos.

Ana Rivadulla Crespo (España). Vive y trabaja en Londres como Psiquiatra de Niños y Adolescentes y como Psicoterapeuta Psicodinámica.

Edición: Adelaida Monguillot (Argentina). Vive en Londres y es guitarrista del trío @3argentinas