En 1983 nace el término “Rock Radical Vasco” y con él una nueva forma de hacer y sentir la música. Marino Goñi merece un lugar especial en la historia de la música, tanto por ser uno de los creadores del nombre y, sobre todo, por ser el fundador de los sellos Soñua y Oihuka, que tienen en su catálogo a grupos como Kortatu, La Polla Records, Barricada, Eskorbuto, Soziedad Alkoholika, Tijuana in Blue o Platero y Tú.

Escriben: José An. Montero / Inés Villodre
Foto: Álex Basha

Marino Goñi participó en las III Jornadas ¿Malos tiempos para la Lírica? organizadas por Babylon Festival y el Seminario Permanente Estudios Contemporáneos (SPEC –UCLM) patrocinadas por Vivo Cuenca y Eurocaja en Cuenca y se refirió al contexto en el que surgió la idea.

Se podría decir entonces que Goñi fue uno de los creadores del término “Rock Radical Vasco” en 1983 que aglutinó a grupos de muy diversa índole, siendo un contrapeso a la hegemónica Movida Madrileña, que por esos tiempos copaba prácticamente la totalidad de los medios de comunicación. “Paradójicamente no me han preguntado mucho por ello. Aunque es muy difícil hablar de ello treinta y seis años después. Nosotros queríamos dar a conocer el momento que vivía Euskadi con grupos muy especiales y muy diferentes. La presión en el sentido contrario era muy fuerte. Se nos ocurrió echando una cerveza y decidimos nombrar el movimiento”.

Sobre la decisión de usar este nombre, cuenta que “ni siquiera decidimos ponerlo en euskera, sino en castellano porque era mucho más fácil darlo a conocer fuera de esa forma. Llamamos a unos cuantos grupos implicados para contárselo y les dijimos: si no os gusta, salid mañana y decid lo que os de la gana. A los pocos días muchos de los grupos se habían posicionado. Es curioso pero esta polémica ha durado hasta hoy”.

Marino Goñi explica las razones de esta marginalidad: “Es muy difícil que se abran las puertas al trabajo de un artista, y más cuando el arte va en contra de los paradigmas imperantes. Ahí es cuando llega el ostracismo.”

Para el productor vasco hay una fecha y un lugar concretos que marcaron un antes y después, no sólo en el nacimiento de un este movimiento musical, sino en mucha de la música que se haría posteriormente en toda la península porque “no se entiende Mano Negra sin Kortatu, pero no se entiende Kortatu sin los Clash. Para nosotros los Clash fueron una epifanía.”.

Fue el 2 de mayo de 1981 cuando el velódromo de Anoeta acogió el primer concierto de la gira europea de The Clash, un concierto que, según Goñi «puso el contador a cero porque hasta aquel momento todo el mundo vestía con camisas de cuadros (…) y de pronto las crestas empiezan a salir, las chupas de cuero empiezan a crecer, las bombers, las botas skins”.

En estos casi cuarenta años Goñi vivió en los márgenes de la música española a través de grupos y sellos que cruzaron la historia de una manera invisible para los grandes medios de comunicación, como los que formaban la Confederación de Sellos Autónomos (C.O.S.A.) que llegó a funcionar a través del trueque, creada precisamente para tratar de superar los graves problemas de distribución que tenían estos pequeños sellos. Llegaron años “frenéticos o dorados, con grandes cambios en la moda, en el estilo, en el uso de las drogas y en los conciertos”, apunta.

Marino Goñi se refirió también a la situación social y política que se vivía en aquellos años en Euskadi y la renovación que supuso:


El índice de paro juvenil en España era terrible, gente completamente desengañada de los partidos políticos encontraba solidaridad incluso en la carencia, el que trabajaba pagaba la ronda. Esa era la gente que escuchaba nuestra música»

Las drogas tuvieron un papel fundamental en aquellos años: «Veníamos de fumar porros, todos sentados y aburridísimos. De repente aparece el speed, otro tipo de drogas, que cambiaron la forma de vivir las cosas. Es algo curioso pero desde el 77 al 82 la bebida de los jóvenes deja de ser el vino y empieza a ser la cerveza. Ya no ha vuelto a haber un cambio de ese tipo. Son años de un cambio total y brutal”.

A través de un recuento histórico de la música contestataria en un entorno caótico, la imagen del RRV se resalta como lo que mucho tiempo los medios trataron de ocultar: un movimiento contracultural repleto de lírica y energía adolescente. Goñi también tuvo su participación en la música como bajista o guitarrista para grupos como Fiebre, Los Motos o Peiremans+, este último, idea del Gaztexe Bomberenea, editor de discos desde hace veinte años, cuya grabación compartió con los músicos Imanol Úbeda (Bide Ertzean) y Gorka Urbizu (Berri Txarrak), con el que participó en su primer trabajo porque “acabaron ensayando en mi casa por esa relación que tengo yo con Gorka desde que era un crío”.

El productor y músico reconoce que últimamente no acude mucho a conciertos de rock, “el cuerpo ya no me aguanta”, y que ha descubierto la música clásica a la que cada vez es más asiduo. “No oigo mucho rock, pero porque he aprendido a oírlo con otra perspectiva, que era la que te daba el trabajo”, finaliza.