Cuando la música, el activismo y las ganas de educar se juntan suceden cosas maravillosas. Lara Klaus, Daniela Serna, Mafer González y Sara Lucas, cuatro músicas de distintos orígenes participaban en un intercambio cultural y trabajo comunitario a través de la organización OneBeat en el 2014. El primer punto en común entre ellas fue el idioma pero pronto encontraron que tenían muchos más elementos que las unían y decidieron apostar a un proyecto llamado: LADAMA.

Entrevista: Silvia Demetilla
Edición impresa

     Lara Klaus de Brasil es LA, Daniela Serna de Colombia es DA y Mafer González de Venezuela es MA. A ellas se suma la norteamericana Sara Lucas, que participa de manera creativa pero no con sus iniciales en el nombre de la banda que se enriquece con la diferencia.

     Lara, Daniela, Mafer y Sara viven en sus respectivos países, por lo que resulta casi inevitable pensar que su forma de trabajo es remota, a través de Internet. Sin embargo las integrantes de LADAMA prefieren que el proceso creativo se desarrolle durante las giras y encuentros permitiéndoles desarrollar un lenguaje propio y poniendo énfasis en los motivos por los cuales se unieron en un principio. «Nos conectamos primero por el idioma, luego el feminismo y la necesidad de darle mayor visibilidad a la mujer en la industria musical», cuenta Lara Klaus, percusionista y baterista de la banda, desde los Estados Unidos.

     «Todo comenzó porque Mafer, que ejecuta el cuatro y la bandola llanera (una de las pocas mujeres que toca dicho instrumento), vive en el Barrio Cruz Blanca en Venezuela donde el índice de embarazos adolescentes es muy alto», ahora relata Daniela Serna, también percusionista y compositora de la banda. «Es muy difícil acceder en estos momentos a una educación sexual o dar ejemplos de una mujer diferente por lo que Mafer nos dijo ‘yo quiero que vayan y ellos vean a un modelo de mujer distinto, profesionales de la música…» A partir de esa idea inicial las chicas aplicaron a un subsidio en los Estados Unidos y comenzaron a girar en el 2016. Un mes en Brasil, luego tres semanas en Colombia, tres en Venezuela y el último mes en los Estados Unidos con conciertos y talleres gratuitos comunitarios. «Gracias a esta beca, una campaña de crowdfunding y otros patrocinios conseguimos setenta y cinco mil dólares lo que nos permitió arrancar con el proyecto de LADAMA», continúan.

     Hablando de influencias Lara cuenta que la música que a algunas de ellas les gustaba terminó ‘contaminando’ a las otras. «Yo me hice fan de Liniker, una cantante brasilera pop y activista de los derechos gay». En la parte social aparecen los nombres de Rubén Blades y Calle 13. «Admiro la valentía de los artistas que expresan su opinión sin temor a ser rechazados. Y, que nos guste a todas, Natalia Lafourcade«, menciona.

     Cuatro mujeres que componen y que cantan en español, portugués e inglés. Cuatro energías femeninas enfocadas en un proyecto que cautiva a quienes las escuchan o acuden a los talleres de formación que ofrecen. «La gente nos recibe siempre bien», indica Lara, «no sé si por ser mujeres, sino más bien porque nuestra mezcla genera curiosidad. Cómo las cuatro, de países y culturas diferentes nos pusimos a viajar y trabajar juntas. Somos músicas, emprendedoras y educadoras. En nuestros talleres transmitimos la importancia de la diversidad, que la gente acepte al otro como es», dice Lara, a lo que Daniela agrega que «es una metáfora de cómo queremos ver el mundo en un futuro, un lugar para el diálogo y en el que podamos enriquecernos a través de la diferencia».

     Con apenas dos años juntas sobre el escenario, —aunque cada una de ellas cuente con más de diez años de experiencia y proyectos independientes en sus respectivos países— LADAMA no deja de recibir críticas positivas. El resultado puede apreciarse en su primer disco, LADAMA, un viaje por el continente americano, el sur y el norte. Incluyente y reuniendo rincones de distintas latitudes con estilo y maestría instrumental, las canciones ofrecen un acercamiento al folklore pero sin quedarse exclusivamente en él, sino más bien circunnavegando mares más actuales. ‘Atravessadora’ es un símbolo de ello mientras que en la cinemática ‘Agreste’ es posible sumergirse en los sueños de estas cuatro mujeres. Porque se nota cuando la música respira pasión y energía, y si, de paso, estimula a la creación de nuevas conciencias, mucho mejor. 

LADAMA ladamaproject.org

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