Un libro y un cuadro de Frida Kahlo que se convierten en inspiración en el aula.

El jueves era el día de biblioteca en aquel 2°grado.

Escribe: Esdian
Ilustra: Bellina Ilustra

Con el paso del tiempo fueron leyendo sin mi ayuda. El aula, parecía por un rato la Biblioteca Nacional en hora pico. Yo necesitaba un espacio donde leer también. De noche no pasaba de las primeras dos oraciones de cualquier libro que llegaba a mis manos, y terminaba formando parte del staff permanente de mi mesa de luz. Empecé a leer allí el diario de Frida Kahlo.

Un jueves, ella trajo un libro parecido al mío para compartir. Esa mañana, se sentó sola cerca de la ventana, pasó las páginas y su dedo índice recorrió los párrafos y cada ilustración. Yo, del otro lado la observaba mientras leía mi libro.

Cuando llegó el momento de guardar y de completar la ficha de préstamo ella se acercó y me dijo: «me lo llevo, pero lo traigo la semana que viene». Así repitió ese, y los jueves que siguieron.

Una mañana lluviosa, ella estaba lejos de la ventana, no le gustaba mirar la lluvia. Se había sentado con una compañera, a la cual no parecía fascinarle tanto la vida de Frida. Me senté a su lado sin que me lo pidiera y juntas empezamos a leer el libro, yo me había olvidado el mío. Hasta que llegamos a una página en la que había una ilustración de La Columna Rota. Cuando quise dar vuelta la página, ella no me dejó y me preguntó por qué Frida estaba así. «¿Así cómo?», le dije, tratando de ver qué era, de todo lo que tenía el cuadro, lo que le llamaba la atención. «Así, desnuda, con las tetas con pinches», dijo sin tapujos. Fue entonces cuando comencé una explicación digna de una clase de Historia del Arte. Empecé por André Bretón, pasé por Man Ray y la manzana verde de René Magritte. Le conté de su sufrimiento, de sus dolores y penas.

Mi mente estaba ya en Coyoacán, cuando me di cuenta de que ella estaba más atenta a la lluvia que caía sobre la Avenida Nazca que a mi cátedra de surrealismo.

«La perdí», pensé, y la dejé a solas con su libro. Me senté en otra mesa y escuché cómo ella le explicaba a su compañera por qué Frida se había pintado así en La Columna Rota.

«Ves (le decía y señalaba la imagen) Frida se pintaba así porque sufría. Hasta por las tetas sufría». 🍉🍏🎨

Esdian
Bellina Ilustra


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