Claudia Piñeiro (Argentina) es escritora, guionista y dramaturga autora de Las viudas de los jueves (2005), Tuya (2005), Betibú (2011), Un comunista en calzoncillos (2013), Una suerte pequeña (2015), Catedrales (2020) y El tiempo de las moscas (2022), entre las más destacadas, que son best-sellers en todo el mundo. Como autora y guionista de televisión, ha ganado numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Pepe Carvalho, el LiBeraturpreis por Elena Sabe y el prestigioso Premio Sor Juana Inés de la Cruz por Las grietas de Jara. Muchas de sus novelas han sido adaptadas a la gran pantalla, entre ellas Elena Sabe (Netflix), novela publicada en su traducción al inglés por Charco Press en el Reino Unido. Fue preseleccionada para el Premio Booker Internacional 2022.
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Entrevista: Graciela Melitsko Thornton
Foto: Silvia Demetilla
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Una de las cosas que nos interesa destacar es todo el trabajo que viene aconteciendo en Latinoamérica en torno a las escritoras y cuáles son sus posibilidades de difusión. ¿Cómo ves el panorama de las escritoras latinoamericanas en este movimiento que va creciendo?
A veces los intereses literarios pasan por otros lugares, tienen que ver con determinadas cuestiones, no siempre literarias, y lo que pasa es que ahora estamos pudiendo ver a muchas escritoras latinoamericanas que estaban apagadas, no porque ellas fueran apagadas sino porque no había un foco sobre ellas. En este contexto, las escritoras que están teniendo tanta visibilidad en Europa y en Estados Unidos escriben muy distinto, entonces uno no puede agruparlas como escritoras latinoamericanas. Giovanna Rivero escribe muy distinto a Selva Almada, a Dolores Reyes, Mariana Enríquez hace otro tipo de literatura, María Fernanda Ampuero, Gabriela Cabezón Cámara, Valeria Luiselli, Guadalupe Nettel… Todas son escritoras que escriben absolutamente diferente las unas de las otras. Ahora hay un público lector y hay editores, y gente que publica, que se da cuenta que ahí hay una literatura muy interesante, cosa que no pasaba años atrás donde no eran vistas.
Durante la charla de hoy en la London Book Fair contaste acerca de tu proceso creativo y que, como escritora pensás más en los personajes, en cómo se enfrentan a la vida, y luego en el tema. ¿Cómo es este proceso creativo donde condensás tantas cosas distintas en un personaje?
Yo siempre arranco con una imagen y en esa imagen están esos personajes que quiero desarrollar, solo que todavía no entiendo bien quiénes son ni cuál es su conflicto. En la medida en la que empiezo a buscar quiénes son esos personajes aparece la historia, que me sirve como instrumento para entenderlos. Además, al poner a los personajes frente a un abismo entiendo cuando toman una decisión, quiénes son, más allá de si son altos, bajos, gordos o flacos para caracterizarlos, lo que me importa es qué decisión toman frente a determinada situación, y eso me lo permite la historia. Yo necesito de la historia para que ellos se muestren, pero lo que me interesa cuando escribo es básicamente quiénes son esas personas, esos personajes.
A lo largo de tu carrera te desarrollaste en distintos ámbitos de la literatura, ¿qué es lo que más te gusta escribir?
Mi cabeza está formateada para la novela. Siempre escribí novela, pero en el medio aparecieron otras cosas. Cuando tuve a mis hijos me dieron ganas de escribir para ellos y esas historias fueros publicadas rápidamente porque hay un mecanismo diferente para publicar literatura infantil que para adultos. Entonces muchos creen que yo escribía para chicos pero, simplemente pasó que esos libros fueron publicados antes que mis novelas para adultos cuando, en realidad, la escritura para adultos era anterior.
Y también fuiste guionista.
En cuanto a los guiones, fue una búsqueda para encontrar un oficio de la palabra. Yo estudié ciencias económicas porque lo hice durante la dictadura, quería estudiar sociología y la carrera estaba cerrada. Así que trabajé como contadora en consultoría durante muchos años. En un momento no quise trabajar más de eso y la escritura de guiones fue algo que tenía una mayor salida laboral que la escritura de una novela. En la época en la que yo empecé con estas inquietudes había muchos profesores de guión que tenían un semillero que luego los guionistas consagrados de la televisión llamaban para colaborar. Se me ocurrió que era algo interesante porque me permitía escribir y, a la vez, mantenerme trabajando en un oficio que tiene más que ver con la palabra que la economía.
¿Y cuándo apareció la dramaturgia?
Estudié dramaturgia a posteriori. Me interesa mucho la forma en que la dramaturgia se apropia de los diálogos y en el uso poético del lenguaje. Yo no escribo poesía, pero cuando escribo teatro siento que estoy más cerca de la poesía que en mis otras maneras de escribir. Todas las formas de escritura fueron aparecieron por distintas necesidades.
Nos gustaría saber cuáles son tus planes y si tendremos alguna nueva novela en este 2025.
En mayo voy a presentar una novela nueva, La muerte ajena, en la Feria del Libro de Buenos Aires. Supongo que en España va a salir un poco después, así que mis planes son acompañar a esa novela en cada país que salga. Vamos a ver cuál es la próxima que publica Charco Press en el Reino Unido, y también vendré a acompañarla. Entonces vos me decís ¿cuál es tu próximo proyecto? Y yo te digo mi próxima novela, pero resulta que en otros idiomas pueden aparecer mis novelas anteriores. Ahora me invitaron a China porque hay dos novelas que se publican allá, entonces renacen esas novelas nuevamente y eso también es un proyecto. Una tiene que acompañar a esas escrituras, a los nuevos lectores, sumando tareas diferentes que hacen que escrituras anteriores renazcan permanentemente.
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