Chop-Chop! es, a primera vista, una obra sin receta, una tortilla a medio cocinar, un email a punto de ser enviado. Un collage de mundos entremezclados que, a veces, pierde el sentido —como la vida misma— para sorprendernos y reencontrarnos en otra parte; de forma distinta. Un acto de autodescubrimiento.
¿La medalla de plata o el oro? ¿Importa en qué puesto llegamos o lo que hicimos para participar? ¿Qué es lo que realmente importa en el ajetreo de la vida cotidiana?
Reseña y Fotos por Germán Martins
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Un espacio sencillo, una mesa multifuncional, unos pocos utensilios que sirven como muchas cosas —y que hasta a veces hablan y se contestan entre sí— ¿quién no ha jugado a eso alguna vez? Luces efectivas acompañan cada escena. Las cosas cobran vida en nuestra cabeza cuando intentamos buscar una explicación a algo que no entendemos. El cuadrilátero de la vida, que podría ser la de cualquiera, avanza a ritmo frenético… o a paso lento. La pelea se desarrolla entre la duda y la acción: ¿Responder un mail o cocinar una tortilla? ¿Ser o no ser? ¿Fluir con el universo o agendar todo en un calendario?
Podría tratarse de una sola persona que pelea contra sí misma, o de dos personajes opuestos intentando convivir entre sus diferencias —que la actriz Andrea Holland interpreta de forma nítida y con múltiples matices, especialmente a través de su voz, del idioma y de los estereotipos del acento. Su ecléctica mezcla de comedia, actuación física e interacción con el público no nos hace perder lo importante.



En medio de la vorágine, Chop-Chop! nos recuerda que, a veces, las diferencias culturales son reconciliables. Que lo esencial es encontrar un lenguaje común, uno que podamos compartir. Puede ser una comida, un momento, una palabra que, a simple vista, nos hace sentir distintos —o incluso agredidos— pero que, muchas veces sin saberlo, nos obliga a reflexionar.
No siempre hacen falta recetas, aunque a veces sí. Como la sobremesa o los rituales, como los calendarios o las reservas, cada cual moldea su vida a su manera. Y al final, lo que importa es saber que está bien ser como uno es, mientras sepamos respetar las libertades de los demás y sepamos perdonar.
Andrea Holland nos habla de eso, y de mucho más, en una obra donde cada espectador podrá elegir los ingredientes que más le resuenen. Si alguna vez navegó por la vida entre dos idiomas o dos culturas, no habrá forma de no sentirse identificado.
Chop-Chop!
Barons Court Theatre
27 al 31 de mayo de 2025
- Chop-chop!: Cada quién elige qué comer
- Nada de aventuras: De los patios de Sørensen al barco pirata
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- Club de Creatividad con Alexis Degrik
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