En su segundo año de vida, el TRNSMT (que se pronuncia ‘transmit’) abarca dos fines de semana y reafirma la magnitud que cobró en Escocia a consecuencia de la ausencia del clásico ‘T in the Park’ luego de más de dos décadas de actividad.

 Escribe: Luciana Cacciatore

Un pintoresco viaje de cinco horas en un tren de alta velocidad, atravesando casi toda la nación, me llevó hasta Glasgow desde la Londres sureña. Con hermosos paisajes de la campiña inglesa, famosa por su casi infinita gama de verdes, dibujándose y desvaneciéndose rápidamente por la ventana, incluyendo la preciosa zona del Lake District y lo que en Argentina llamaríamos el camino de los lagos.

Glasgow Green es el hogar del TRNSMT, un parque situado en el centro este de la ciudad. TRNSMT tiene todas las características de los festivales de ciudad: no se acampa, es un predio relativamente chico donde hay solo dos escenarios —donde incluso uno es el principal—y un par de carpas pequeñas con música o DJ’s. Aclarado esto no le falta lo que todo festival británico pueda tener: la suficiente cantidad de bares —montados en carpas muy largas—, puestos de comida con sabores internacionales y mucho color en el paisaje.

El arranque del viernes estuvo a cargo de los irlandeses de Picture This, seguido por Jessie J, Kodaline —compatriotas de los primeros—, James Bay y The Script. El cierre contó  con los galeses de Stereophonics. La banda liderada por Kelly Jones hizo bailar a los cuarenta mil espectadores que asistieron ese día, especialmente con los clásicos de los primeros discos del grupo como ‘Have a Nice Day’, ‘Handbags and Gladrags’, ‘Just Looking’, ‘Local Boy in the Photograph’ y ‘The Bartender and the Thief’.

Stereophonics fue la única banda de los headliners de este fin de semana que requirió una pasarela en medio del escenario —que desmotaron para el sábado—, de donde, para sorpresa del público, el baterista se elevó desde adentro de la misma y fue acompañado por el resto de los Stereophonics para uno de los últimos temas del show y que tuvo su cierre con ‘Dakota’, el mayor hit de la banda.

Stereophonics

Las altas temperaturas, inesperadas inclusive para el verano escocés, estuvieron presente durante todo el fin de semana, motivo por el cual desde la organización del festival aconsejaban mantenerse bien hidratados y protegidos del sol. Para esto también se proveyó al público de agua potable en puestos a lo largo del predio y de protector solar gratuito en las carpas de emergencia.

El sábado asistieron unas cincuenta mil personas bajo el sol radiante y unos veintisiete grados. Los londinenses de Wolf Alice, que vienen creciendo a pasos agigantados, y The Courteeners, banda muy querida y coreada en cualquier lado que se presenten en el Reino Unido fueron los artistas que pre calentaron el ambiente para el tan esperado show de Liam Gallagher, y obviamente el cierre del segundo día del TRNSMT 2018.

El ex Oasis, seguido por una cámara en su recorrido hacia el escenario y con la instrumental ‘Fuckin’ in the Bushes’ de fondo, arrancó con todo: ‘Rock ‘n’ Roll Star y ‘Morning Glory’, dos himnos británicos indiscutidos de los 90’s, seguido por canciones de su último disco As You Were, el primero de su carrera solista. Dos tercios de su repertorio son de la banda que lo consagró como este personaje arrogante pero a la vez querido que es hoy, y que él muy bien supo alimentar y mantener por más de dos décadas. ‘Bring It on Down’, ‘Listen up’, ‘Slide Away’ y ‘Whatever’ estuvieron presentes, temas que los Oasis que no solían poner en sus setlists.

Liam Gallagher | Foto Ryan Johnston

El clima apoteótico tuvo un impasse cuando uno de los fans se subió a una de las torres de sonido, a lo que los músicos abandonaron el escenario luego del pedido de Liam: “F**king jump or come down”. No dándose por aludido ante el reclamo de la banda y de los miles de fans, la banda regresó al escenario y muy al estilo Gallagher dijo ‘un idiota no nos va a arruinar el show a todos’.

La perlita de la noche fue ‘D’Yer Wanna Be a Spaceman?’, un lado B de Oasis, originalmente cantado por Noel, una hermosa sorpresa y antesala para el gran final que se venía: ‘Live Forever’ y ‘Wonderwall’, en las versiones semi-acústicas que adoptó Liam para esta gira. Inmensa ovación para el mancunian y caras de felicidad por doquier en la noche de Glasgow.

Los neoyorkinos de Interpol, de quienes se espera su próximo trabajo ‘Marauder’ para el 24 de Agosto, estuvieron a cargo del último acto antes de otro de los shows más esperados, en este caso con Arctic Monkeys. Con un sonido muy prolijo cumplieron muy bien lo esperado por el público, que incluyó a Alex Turner, a quien se lo pudo ver al costado del escenario presenciando parte del concierto de Interpol.

Arctic Monkeys | Foto Ryan Johnston

Muy esperado el show de esta gran vuelta del grupo de Sheffield, con la expectativa e incertidumbre de cómo presentarían su controversial último disco ‘Tranquility Base Hotel & Casino’, al menos en el contexto de un festival.

Con más de cincuenta mil personas coreando todas sus letras,  se abriría paso hacia una de las melodías más sensuales y melosas de la banda, y que solo Alex nos puede hacer cantar “Puse una taquería en la terraza, tuvo buenas reseñas, cuatro de cinco estrellas, y eso es inaudito…” El público estalló con la potencia de ‘Brianstorm’ manteniéndose un nivel elevado durante la hora y media que duró el recital que incluyó ‘Crying Lightning’, ‘Teddy Picker’, ‘Cornerstone’ y ‘Do I Wanna Know?’ entre tantos otros. El calor y la gente enfervorizada fueron realmente un plus que le agregó intensidad al concierto, convirtiéndolo en  uno de los mejores que presencié en los últimos once años.

Un gran concierto, no solamente por la felicidad estallada de la gente, sino por la madurez a la que llegó la banda —cuando digo ‘banda’ me refiero a la cabeza y mente brillante de la misma, a Alex Turner, por supuesto—, demostrando que si bien puede dar un giro desde el ángulo musical, buscando e involucrándose con ‘nuevos’ u otros sonidos (igualmente recordemos que desde el último disco de The Last Shadow Puppets, dos años atrás, se pudo haber descifrado el camino que estaba tomando el frontman) también han perfeccionado su faceta en vivo, con la habilidad de enganchar al público y hacerlo vibrar con los temas nuevos al igual que con los que todos queremos escuchar de los comienzos de la banda, pero que poco tienen en común con el sonido del último álbum. Esa habilidad para brindar un show se celebra, al igual que no hayan seguido el mismo camino de AM, un camino que hubiese sido cómodo al igual que altamente exitoso. El éxito ya se logró, Arctic Monkeys es una banda que siempre sobresalió por encima del resto, pero ahora se le suman otros motivos: la inteligencia de querer superarse, de no sobrestimar al fan y de alejarse de la comodidad a costa de trabajo. Todo esto reflejado en un show que cuenta con las gran 3 P’s: POTENCIA, PRECISIÓN y PROLIJIDAD. Lo que los lleva muy cerca de la Perfección, que es, simplemente, la ausencia de defectos.

Luciana Cacciatore | Periodista y corresponsal en el Reino Unido de Blue FM. @ibetyoulookgood @ontothebridge