El pasado 17 de septiembre el Barbican Centre de Londres presentó un conmovedor tributo a la cantautora multicultural Lhasa de Sela (Big Indian, Nueva York, 27 de septiembre de 1972 – Montreal, 1 de enero de 2010), quien falleció a los 37 años de edad poco tiempo después de lanzar su tercer álbum.
Escriben: Ana Rivadulla Crespo y Adelaida Monguillot
Este concierto-homenaje fue interpretado por un grupo de amigos y excepcionales músicos. Siete vocalistas: Mina Tindle, la haitiana-canadiense Mélissa Laveaux (la cual apasionó a la audiencia especialmente con la canción ‘Con toda palabra’), Leslie Feist, Emma Broughton, Pauline DeLassus, Alexi Murdoch y La Force; el imprescindible pianista Dustin O’Halloran que se destacó en la desnuda ‘I’m Going In’; cuatro guitarristas (Bryce Dessner, Joel Shearer, Todd Dahlhoff, and Leslie Feist), el percusionista Andrew Barr (quien tuvo el honor de grabar el último disco de Lhasa), y la brillante violonchelista Clarice Jensen.
Este entusiasta grupo internacional de músicos fue capaz de transmitir sin descanso la emoción de diecisiete canciones extraídas de los tres discos que llegó a grabar Lhasa: La llorona (1997), The Living Road (2003) y Lhasa (2009). La canción ‘Another World’ de Anohni fue interpretada a modo de bis. En el concierto también se pudo escuchar la impactante grabación de su voz con una reflexión sobre la vida y la muerte que le contó su padre, un escritor y profesor mexicano de temperamento filosófico que inspiró el impulso soñador de su hija.
Lhasa nació y creció cruzando fronteras. Su hogar fue un autobús escolar convertido en caravana en el que viajó por México y Norte América con su gran familia y mascotas. Sus padres la educaron para desarrollar y expresar su espíritu de manera más libre, imaginativa y auténtica. Las letras de sus composiciones surgían indiscriminadamente en los tres idiomas que dominaba: el español de su México paterno, el inglés de su Norte América materna y el francés del Canadá en el que vivió diecinueve años. Las canciones que compuso Lhasa (nombre tibetano que le dio su madre meses después de nacer e inspirado en su sonrisa achinada) surgieron de esa infancia nómada, la que también se nutrió de libros, historias de folklore y de familia, y de la música de Víctor Jara, Violeta Parra, Chavela Vargas, Elvina Ríos, Edith Piaf, María Callas, Amália Rodrigues, Umm Kulthum y Billie Holiday, quien le inspiró cuando era adolescente a emprender el camino eterno de la música.
La variada y transgeneracional audiencia del tributo en el Barbican respondió con emoción reverente durante un concierto que no languideció a pesar de su carácter intimista y a menudo melancólico. La música hipnótica y sensual de Lhasa flotó entre los músicos y el público al igual que su presencia e imagen fugazmente proyectada. Sin duda las canciones de Lhasa seguirán cautivando almas errantes en búsqueda del sentido de la vida y de la muerte.
Ana Rivadulla Crespo (España). Vive y trabaja en Londres como Psiquiatra de Niños y Adolescentes y como Psicoterapeuta Psicodinámica.
Adelaida Monguillot (Argentina). Vive en Londres y es guitarrista del trío @3argentinas