El simple hecho de rodar una película, un corto, o un documental en los tiempos que corren implica tomar decisiones y asumir retos que requieren coraje. El documental es uno de los mayores ejemplos de valentía dentro de la industria del cine.
Escribe: Concep Díaz Pérez
Hacer frente a la incertidumbre, al estrés de coordinarlo todo para que el resultado sea satisfactorio, dudar de todo y de todos, buscar los medios para que la filmación llegue a buen puerto, tomar roles de mando con un género distinto en el mundo patriarcal actual, —además de lidiar con las críticas—, son apenas algunos de los obstáculos con los que los creadores del séptimo arte se encuentran.
A lo largo de su historia London Film Festival, como tantos otros festivales de cine documental, ha proyectado grandes documentales que explican temas brutalmente reales que podrían ilustrar a la perfección lo que no se puede expresar con palabras. Fahrenheit 11/9, del comprometido Michael Moore, es una reflexión ante lo que podría acontecer si no se cambia la dinámica de la historia, mientras que el documental ganador, What You Wanna Do When The World’s on Fire?, de Roberto Minervini versa sobre el racismo que todavía se vive en Nueva Orleans. En el verano de 2016, Alton Sterling, un hombre negro que vendía CD’s, fue asesinado por dos policías blancos en Louisiana. No hubo procesados, hecho que provocó grandes manifestaciones organizadas por el New Black Panther Party, movimiento sucesor del grupo que luchó por los derechos de la comunidad afro-americana en los años sesenta.
Las historias contadas en los documentales dan voz a una realidad que en ocasiones parece muy lejana, como City of Joy, donde se muestra la historia del Hospital Panzi en Bukavu fundado por el médico ginecólogo y activista Denis Mukwege (Nóbel de la Paz 2018).
Además, el cine documental lleva intrínseco un trabajo de investigación que puede desvelar historias ocultas, como Icarus (Óscar 2018 al Mejor Documental), donde se investiga el dopaje en los deportes, y reales como Skid Row Marathon, la historia de un juez de Los Ángeles que entrena a un grupo de personas en riesgo de exclusión social para correr maratones internacionales.
En otras ocasiones el cine documenta y denuncia haciendo públicas determinadas realidades, como el famoso documental Super Size Me (2004), dirigido por Morgan Spurlock, que explicaba los peligros de una cadena de comida rápida bastante famosa que, curiosamente después del estreno, vio cómo sus ventas iban en picada y tuvo que tomar medidas para recuperar el mercado.
En el mundo convulso de hoy es fácil encontrar historias para contar. A través del medio audiovisual se permite la llegada de material que puede incomodar o que fue olvidado, pero que valientes cineastas se atreven a explicar, humildemente, afrontando el miedo y las vicisitudes.
En tiempos de pandemia, ¿qué documentales nos recomendarias? Puedes dejarnos las sugerencias en los comentarios.
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