En Berlín comenzó mi viaje, hace más de veinte años. Porque era la ciudad que quería conocer, mucho antes que Londres… El motivo eran cartas que iban y venían, Berlín-Buenos Aires, en esa época todavía existían los penfriends o amigos por correspondencia. Un octubre cualquiera me encuentra recorriendo las mismas calles con la sensación de transitar una parte de mi pasado y re descubriendo mucho de lo vivido.
Palabras y fotos Silvia Demetilla
El otoño le sienta bien a Berlín, todo es color casi dorado con hojas secas cual alfombra sobre las veredas anchas. El este de la ciudad sigue siendo ‘el lugar’ por descubrir, aunque mucho más desarrollado que por aquel entonces. La zona de Prenzlauer Berg manifiesta a viva voz un término que estamos acostumbrándonos a oír en las ciudades europeas: gentrificación. Negocios, cafés, pequeños proyectos independientes visten sus calles donde pasear da gusto porque no se sabe qué se descubrirá en los siguientes metros.
Alexanderplatz es un punto de referencia, tanto geográfico como visual. Desde lejos se divisa uno de los símbolos de la ciudad, la torre de television Fernsehturm, pero en los últimos años se sumaron otros. El hombrecito verde —y no me refiero al increíble Hulk sino al Ampelmann que aparece en los semáforos de la zona este y que es motivo de souvenirs, bolsas y llaveros— le quitó el trono al tradicional oso de Berlín que está en amplia retirada en cuestiones de marketing.
Open Innovation Space, a pocas cuadras de Alexanderplatz y sobre Prenzlauer Allee se ubica en el edificio histórico de la cervecería Bötzow. Se trata de un laboratorio de ideas de tecnología promovido por la compañía Ottobock y Fab Lab Berlin. El estudio de arquitectura David Chipperfield ha diseñado el nuevo edificio y los espacios públicos del Ottobock Future Lab.
Los cambios de Friedrichshain
Sin lugar a dudas una de las zonas más interesantes para descubrir sigue siendo la zona de Friedrichshain y una caminata desde Danziger Strasse y Petersburger Strasse propicia varias paradas interesantes. Fachadas vandalizadas y casas abandonadas conviven con algunas viviendas y locales en vías de ser restaurados. Se respira el viejo aire berlinés.
Una visita obligada para los amantes de la ropa vintage y de segunda mano es Humana en Frankfurter Tor. Con cinco pisos de ropa a precios bastantes accesibles, su lema es ‘First Class Second Hand‘. Humana tiene diecisiete locales en Berlín siendo éste es de mayor tamaño. A mí me resulta una experiencia súper divertida. Hay gente que viaja especialmente desde distintos lugares del mundo para conocer este paraíso. Les recomiendo, a quienes visiten esta sucursal, mirar a través del ojo de la escalera. Me llevo de recuerdo un sombrero de pana color bordó que va a aparecer en muchas de mis fotos de este y de otros viajes que haga en el futuro. humana-second-hand.de
Sigo caminando y descubriendo…
En Bersarinplatz, no pasa desapercibida la cabina fotográfica de Photoautomat. Este proyecto nació en el 2004 y promueve la fotografía analógica en blanco y negro mediante la instalación de cabinas en toda la ciudad. El resultado de la experiencia son cuatro fotos en blanco y negro, casi sepia que retratan los rostros y revelan en tiempo real la fotografía. Hay que esperar cinco minutos para que la foto caiga a nuestras manos. Pero, contra sus rivales digitales, la selfie vintage lleva todas las de ganar convirtiéndose en un tesoro que retrata lo precioso del momento. Las cabinas de Photoautomat se pueden encontrar desperdigadas por toda la ciudad. photoautomat.de
Friedrichshain tuvo un desarrollo inmobiliario increíble en los últimos años. Copiando a su predecesor, el barrio de Prezlauer Berg en el distrito de Pankow, la zona se vio inundada por cafés y restaurantes, pero también por negocios de artistas independientes que venden sus obras, hacen tatuajes y promueven la cultura del graffiti.
‘Una zona con precios altos y alquileres que todavía se pueden pagar’, me dijo el dueño de Wertstrück Flickly, un negocio de parches bordados confeccionados en su local en Gärtnerstraße 22. ‘Berlín es una ciudad donde todavía es posible ser artista y productor independiente, pero tememos que la situación cambie en un futuro no tan lejano’, también señaló.
Sobre Revaler Strasse aparecen unos galpones industriales con apariencia de abandonados se convierten en el espacio ideal para el viajero que roza los límites entre lo alternativo, experimental y novedoso. Los días domingos, RAW Tempel se convierte en un mercadillo que atrae a multitudes, Neue Heimat. Caminar por las calles internas de este ex conglomerado industrial es adentrarse en la dimensión del street art y la cultura skater. En el mismo lugar, Urban Spree Gallery descubre un universo de arte en sus paredes, incluyendo serigrafía, impresiones, revistas y libros de autor. urbanspree.com
East Side Gallery
El puente de Oberbaumbrücke abre paso a la estación de Warschaer Strasse, y, desde allí, inmediatamente se llega a East Side Gallery, o lo que queda del muro de Berlín. Particularmente demasiado turístico y con sus grafitis vandalizados en extremo. En la web de East Side Gallery se puede ver el nombre de todos los artistas que participaron hasta la fecha junto a la obra de su autoría. Muchos de ellos resultan irreconocibles ante la cantidad extraordinaria de firmas, frases y escrituras que les dibujaron encima.
Por otra parte, la cantidad de turistas posando puede resultar un espectáculo un tanto molesto para quiénes hayan querido hacer honestamente un recorrido artístico y de memoria, así como el puesto donde dos supuestos soldados alemanes sellan los pasaporte, por una módica suma, emulando el paso entre las fronteras.
Mil trescientos metros de muro quedan en pie y se encuentran frecuentemente en proceso de limpieza, pero los artistas se quejan que el gobierno no invierte lo suficiente como para proteger este retazo de la historia, que además fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el cuadragésimo aniversario de su construcción.
César Olhagaray, Thierry Noir, Birgit, Ana Leonor Madeira Rodrígues, Susanne Kunjappu-Jellinek, Birgit Kinder, Christine Kühn, Georg Lutz (Rauschebart), Dimitri Vrubel son algunos de los nombres que legaron sus obras al muro. eastsidegallery-berlin.de
Al final del recorrido del muro, justo en frente, en la Estación Obenhof aparece desafiante un cartel de McDonalds. Para compensar mi desconcierto en ese mismo instante pasan cuatro Trabants, auto popular producido en la República Federal Alemana, tiñendo este atardecer de color nostalgia.
El oeste también existe
El oeste berlinés siguió su evolución lógica a través del tiempo con grandes obras arquitectónicas, producto de la teoría y el diseño dentro del marco de proyectos al estilo de RIBA Berlín. En Potsdamer Platz, el Sony Center es una obra majestuosa diseñada por Helmut Jahn. Para conocer el estado original del sitio donde se hospeda este edificio nada mejor que ver Las alas del deseo de Wim Wenders, donde no sólo se muestra este predio sino la atmósfera de los años ochenta, la música de Nick Cave y la exquisita forma de ver de Wenders.
Otra visita obligada en las cercanías serán los edificios de la Staatsbibliothek (Biblioteca Estatal de Berlin) de Hans Scharoun y Edgar Wisniewski, la Neue Nationalgalerie de Mies Van der Rohe, y el Instituto Iberoamericano Iberoamerikanisches Institut, una institución interdisciplinaria para el intercambio académico y cultural entre Alemania y América Latina, España, Portugal y el Caribe. Este edificio cuenta con la biblioteca más grande de Europa de libros en español fuera de sus países. Detalle curioso: en el acceso hay una estatua del General San Martín.
También desde Potsdamer Platz, o partiendo desde la Puerta de Branderburgo, se encuentra el Monumento a los Judíos de Europa asesinados de Peter Eisenman y Buro Happold, una grilla laberíntica de bloques de hormigón de distintas alturas que se convierte en una invitación a la reflexión y a la memoria.
Berlín es inagotable y no alcanza un viaje para conocerla. Por eso, ya llevo cinco y todavía no me canso de recorrerla.
Silvia Demetilla @silviademetilla
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