La artista Ana Mendieta es una figura relevante que indaga en su búsqueda como mujer y como artista, planteando la mayoría de las veces cuestiones de género que la identificaron con posterioridad dentro de los cánones del feminismo.

ANA MENDIETA nació en La Habana, Cuba, en el año 1948. Eran los años de la revolución y del establecimiento del comunismo en Cuba. Cuando Ana tenia 12 años, su padre, que estaba muy involucrado en la política, decidió enviarla a ella junto a su hermana a vivir a Iowa, en los Estados Unidos, dentro de la operación Peter Pan, para de esa forma huir del nuevo régimen que empezaba a tomar fuerza. La familia se volvería a reunir varios años más tarde.

Escribe: Silvina Soria

EL ARTE COMO RITO

El exilio y el desarraigo han influido enormemente en el carácter de la obra artística de Ana Mendieta. Los temas giran en torno a la vida, la muerte, el renacer y la transformación espiritual. Las siluetas en la tierra hablan de una ausencia, de un cuerpo removido que dejó una marca. El hecho de haber sido arrancada de su tierra y de su cultura trajo como consecuencia la re-elaboración de una percepción diferente sobre su identidad en el nuevo contexto socio-étnico-cultural que le tocó como destino.

Criada en el seno de una familia de clase social media alta, el exilio la enfrentó de la noche a la mañana en una situación completamente distinta de pocos recursos, e incluso su físico y su tez cobraron otro valor y matiz dentro de la sociedad norteamericana. A esto se sumó que el mundo que frecuentaba era predominantemente de blancos y de hombres. Su obra, además, indaga en su búsqueda como mujer y como artista, planteando la mayoría de las veces cuestiones de género que la identificaron con posterioridad dentro de los cánones del feminismo.

Ana Mendieta estudió Arte y Multimedia en la Universidad de Iowa. Durante aquellos años, una joven de la universidad había sido violada y asesinada, y fue este episodio el que la inspiró a realizar una serie de trabajos que tratarían el tema de la violencia contra la mujer y donde incorporó el uso de la sangre -̶de animales o pintura-̶ como símbolo de vulnerabilidad del cuerpo femenino. El uso de la sangre también se vería en su video Muerte de un Pollo y en la serie Body Tracks, que consiste en dibujos realizados con sangre y está relacionado con rituales de santería.

La obra de Mendieta se mueve entre la perfomance, el body art y el land art, destacándose particularmente por la fusión de estas corrientes y la creación de esculturas mediante la técnica de earth-body. Utiliza, y sobre todo al principio de su obra, su propio cuerpo como posibilidad de reconectarse de algún modo con la humanidad, buscando la comunión entre ésta, el cuerpo y el espíritu.

Nunca estuvo interesada en la categorización y, efectivamente, su trabajo es difícil de encasillar. Siempre aclaró que su obra es pre-industria, más primitiva, con inspiración en la tradición del artista neolítico, y en eso difería de las propuestas coetáneas que estaban surgiendo dentro del Land Art.

Una de las series con la que trabajó reiteradamente a lo largo de su breve pero intensa carrera es la de Siluetas (1973-1981) , obra que gira en torno a distintas reflexiones sobre la relación cuerpo-tierra-naturaleza. La primera silueta que realizó es Imagen de Yagul, realizada en uno de sus viajes a México, donde aparece ella recostada sobre una tumba abierta y cubierta de flores, sugiriendo que han crecido de su propio cuerpo. Fue la expresión de la fascinación que sentía por los rituales y decoraciones funerarias mexicanas. MÉXICO fue la puerta para reconectarse con sus raíces en tiempos en que aún no podía regresar a Cuba, el despertar de su sangre, su cultura tan añorada y los mitos de su gente. Encantada con la santería interpreta esos rituales y los explora dentro de su obra.

Es importante considerar la distinción que siempre hizo entre performance y tableau (que luego llamó «esculturas»). Durante sus años como estudiante, aprendió que el proceso de producción de obra involucraba tres instancias: la concepción, la realización y la documentación. En función de esto, Ana lo llevó a cabo minuciosamente con todas ellas implementando para su registro tanto la fotografía como el video.

ARTE EFÍMERO

En la muestra del año 2013 en la Hayward Gallery de Londres, se pudo apreciar un gran volumen de negativos que la artista nunca llegó a exhibir, pero que archivó. Las imágenes que Ana Mendieta mostraba pasaban por un proceso de selección riguroso y se llegaron a imprimir sólo algunas de las tomas. En 1975, remueve su cuerpo de los tableau diciendo que no está interesada en la performance propiamente y es entonces cuando recrea las siluetas con ramas, barro, hojas, excavando la forma en la tierra y mediante el uso pólvora de fuegos artificiales. Ana Mendieta realizaba sus propias mezclas de explosivos y llegó a ser una experta en el tema. En sus siluetas posteriores, vuelve a aparecer su cuerpo parado contra un árbol, Tree of Life.
Casi toda su obra fue efímera, por lo cual un registro fotográfico o fílmico era imprescindible. Este tipo de práctica, así como el de muchos artistas más, llevó a nuevos planteos respecto al modo de exhibición de los trabajos y a la dicotomía entre pieza artística y documentación. En cuanto al valor de la obra, la escultura propiamente, el momento de la acción o la foto, Ana Mendieta consideraba que la obra era, en el momento de exhibición, la foto.


CUBA

En 1980 vuelve por primera vez a su país natal y, en 1981, y en una cueva en las afueras de La Habana, realiza nueve esculturas rupestres que remiten a diosas, con formas mucho más abstractas a las que venía haciendo y que invitan a pensar en una estética más pictórica. Inspirada en imágenes, esta obra fue exhibida en el mismo año en imágenes de tamaño real.


ROMA

Ana Mendieta tuvo su primer taller en el año 1983 cuando recibió una beca para ir por un año a vivir a Roma. Es interesante ver cómo en su obra, si bien mantiene todos los temas que la habían concernido a lo largo de su carrera, la ejecución e incluso el producto final cambian. Empieza a pensar en una obra que se pudiera presentar en galerías, en espacios cerrados y, por otro lado, tener un taller también implicaba poder desplegarse en el espacio de otro modo, hacer otro tipo de acercamiento con su trabajo y acumular obra.


EL FINAL

El fin abrupto y temprano de la vida de Ana Mendieta, con tan solo 37 años de edad (1985), aún no ha sido del todo esclarecido y sigue siendo materia de investigación. Aparentemente, antes de su caída desde el balcón del departamento que compartía con su esposo, el escultor minimalista Carl Andre, varios vecinos escucharon gritos de discusión entre la pareja. Andre fue llevado a juicio como sospechoso, pero finalmente salió sobreseído, y la muerte quedó caratulada como posible suicidio o accidente. Tristemente su destino ha sido trágico y dramático como los temas que exploraría en su obra artística.

Foto principal: Ana Mendieta. Implante de vello facial. Cortesía Traces – Hayward Gallery © The Estate of Ana Mendieta Collection, L.L.C. Galerie Lelong, New York y Paris, y Alison Jacques Gallery, Londres.

Silvina Soria Escultora @artsoriasilvina


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