Casi nada retorna, lo que se va se esfuma, se consume con el fuego de una manera cruel. Y aunque seas de los que abracen los cambios, no puedes dejar de pensar que es todo demasiado vertiginoso.

Te propongo hacer una cápsula del tiempo para que cuando tengas unos dieciséis años, la desentierres y compares cómo era el mundo del 2021 con el del 2031.

Por Beto Sigala
Ilustración Marisol Bravo


Ahora tienes seis años, tu visión es simple y llena de amor. Tus papás tratamos a toda costa de alejarte de tanta maldad que hay en todos lados. Quizás lo más grave de este tiempo es que casi todo desaparece, que pestañeas y pierdes fuerza, amigos, conocidos, hermanos, afectos, costumbres, lugares. Casi nada retorna, lo que se va se esfuma, se consume con el fuego de una manera cruel. Y aunque seas de los que abracen los cambios, no puedes dejar de pensar que es todo demasiado vertiginoso. No puedes respirar un segundo completo en calma, es tan efímera la plenitud, si es que hay alguna verdadera, porque hasta en la dicha hay angustias que son como alfileres.


Meto en la cápsula este tiempo. El momento de los seres que se vuelven fantasmas. Meto en la cápsula el miedo propio a desaparecer yo, el miedo a que alguien te desaparezca. El miedo a salir a caminar pensando que me va a caer basura espacial, que alguien se quiere quedar con alguna de mis posesiones, que alguien me pasa con su auto por encima, o que muero en la plenitud de mis cuarenta y te dejo de ver.


Voy a dejar en la cápsula al planeta tierra. La enfermedad que nos devastó física y mentalmente. La enfermedad de todos los días y también el virus. Tal vez notas que los adultos estamos cada vez más locos, y los infantes como tú ya cargan mucho de ese desquicio; algunos ya vivieron sus primeros años de vida confinados. Es ese maldito virus como te gusta llamarlo, y otros dilemas más mundanos, más horroríficos. Nos gusta pensar que vamos a superar la adversidad, tal vez así sea, por eso lo pongo adentro. Quizás dentro de diez años podamos reírnos juntos de la pandemia, así como de la violencia, como recuerdos amargos que nos hicieron mejores personas.


Hay que depositar el libro que leemos todas las noches. Todas esas personas libraron las tormentas personales para convertirse en algo que deseaban, todas desafiaron al sistema. Es probable que dentro de diez años, cuando desentierres la cápsula del tiempo, necesites algo de inspiración para que el motor que llevas adentro siga rugiendo.


Nunca había sido tan difícil. Te lo digo yo que he nacido en un país que tiene tragedias calendarizadas, que nunca está quieto cuando se trata de injusticias o hechos que lamentar. Nunca había sido tan difícil sentir algo de orgullo, algo de decencia. No recuerdo tanto cinismo, no recuerdo tanto humo, no recuerdo tanta podredumbre, no recuerdo tanto estiaje, ni recuerdo un año sin tan solo una cabañuela. No recuerdo que me sintiera tan rendido, tan oscuro. Hago memoria y nada. No es que esto fuera un lugar de encanto, pero jamás me había sentido tan abandonado y sin fuerzas. Te propongo que echemos todo esto a la cápsula del tiempo para que la memoria no nos falle. Si estamos juntos, te juro que lo voy a seguir intentando, pero si estás sola, respira hondo, tira para arriba con fuerza. Eres mi única esperanza.

Beto Sigala
Marisol Bravo

Desde La Tundra les dejamos una canción que nos encanta de la banda chilena Niño Cohete.

¿Qué atesoraste en el 2020 y cómo piensas usarlo en el 2021?
Desde La Tundra PODCAST (Escuchar episodio en Spotify)

Queremos conocerte. Si te interesa participar con artículos e ilustraciones nos puedes contactar escribiéndonos o respondiendo a las convocatorias.