Artistas en cuarentena: Zumbambico (Cali, Colombia). Ilustradora

Soy Isabel, firmo mis dibujos como Zumbambico y actualmente estoy viviendo en Cali, Colombia, la ciudad donde nací. 

Me dedico a la ilustración y el eje central de mi obra es lo femenino, las emociones y la naturaleza. Casi todo mi trabajo es auto referencial y, a través del dibujo, me comunico conmigo misma y con los demás.

Me interesa representar cuerpos que se salen de los estereotipos de belleza y las emociones que me cuesta poner en palabras. A cada trazo me conozco más, me encuentro en mis formas, en los pliegues de mi piel y en los lugares más blanditos de mi alma.

Actualmente uso el iPad para ilustrar, sin embargo, siempre tengo a mano una libreta y un lápiz. El iPad me brinda rapidez y la hoja me regala la posibilidad del error y lo inesperado, así que trato de mezclar ambas cosas en mi práctica diaria. Hace mucho no pinto sobre lienzo, pero me encanta. Cuando lo hago me gusta mucho usar acrílicos.

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Auto aislación

Estoy pasando la cuarentena sola, aunque me contacto a través de llamadas y redes sociales con mis seres queridos. La verdad es que desde antes trabajaba desde la casa, así que el encierro no ha representado una situación traumática para mí. No obstante, con el pasar de los días, me voy dando cuenta de que una cosa es la soledad elegida y otra muy distinta, la impuesta.

Procuro ver pocas noticias y escucho podcasts mientras dibujo. También me encanta bailar, así que, entre eso, cocinar, dibujar y comunicarme con los que amo se me pasa el día. Durante las últimas semanas, las lágrimas se han vuelto visitantes recurrentes, pero una de las cosas que también me ha enseñado la cuarentena es dejarlas ser. Así como llegan, se van y cuando pasa la tempestad me dejan sintiéndome más leve.  

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Mi actividad artística durante la pandemia

Por una parte, esta situación ha detonado muchos dibujos espontáneos en mí. Ahora que lo pienso, cuando comenzó la cuarentena dibujaba cosas cargadas de esperanza, pero ahora lo que más expreso es la angustia que inevitablemente comienza a gritar desde adentro. De todas formas, así como las lágrimas, el dibujo también libera y principalmente durante el proceso porque es ahí donde desenredo “el nudo” y me encuentro con la propia calma. Una vez que plasmo lo que siento, lo saco de mi sistema y puedo seguir.

Por otro lado, tenía una muestra programada para mitad de año, pero hubo que posponerla hasta que todo el panorama se aclare un poco. No me aflige mucho la verdad, pues confío en el ritmo de la vida. Sigo trabajando en las obras, pero ahora sin tanto afán y a mi propio compás.  

Algo nuevo que he hecho durante la cuarentena ha sido subir a mis redes un par de tutoriales de técnicas o ideas para hacer en casa. Ha sido una forma nueva y distinta de mostrar lo que hago y la verdad es que me he divertido bastante.

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Fortalezas y debilidades personales y colectivas

Antes sentía que el tiempo se me escurría entre los dedos, pero ahora lo percibo más maleable. Lo estiro, lo siento pasar, lo acomodo a mí, lo disfruto. Yo siempre he andado muy acelerada por la vida, pero durante la cuarentena he aprendido a hacer las cosas más despacio.

Siempre he sido muy solitaria, pero el encierro me ha demostrado que puedo llegar a extrañar (y mucho) la compañía de los demás.

He descubierto que la muerte me aterra más de lo que creía. Siempre me ha asustado pensar en la partida de mis seres queridos y esta situación ha exacerbado ese miedo.

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Datos o herramientas que puedan ayudarles a otros artistas

Animaría a mis colegas a explorar nuevas técnicas y aventurarse en proyectos que se salgan de sus propias casillas. También les aconsejaría parar. Vivimos en un modo de hiper productividad (me incluyo, por supuesto) y realmente es sano aprender de la pausa. A veces, la inspiración llega de mirar al techo, de cortar un tomate mientras cocino, al ver cómo una planta absorbe el agua que le echo o de una conversación con alguien. Detenernos y darnos tiempo, incluso cuando pase todo esto es importante.

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El mundo que nos espera…

Quisiera que los pajaritos sigan cantando bien alto todos los días, que sea un mundo mejor y más solidario. Un mundo mejor, aunque no lo creo. A veces me cuesta ser muy optimista al respecto y hoy es uno de esos días.

Hay mañanas en las que me levanto sintiendo que todos los corruptos van a caer, que todos nos ayudaremos los unos a los otros y que aprenderemos a respetar la Tierra.

¿Quizás llegaremos a un punto medio? De lo que sí no tengo duda es que esta situación nos cambió el modus operandi a muchos.

Zumbambico @zumbambico


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