Como parte de la conmemoración del día Nacional del Ecuador (10 de agosto), la Embajada del Ecuador en Londres y el Instituto Cervantes celebraron el pasado jueves los cien años del nacimiento del artista Oswaldo Guayasamín.

Por Ana Rivadulla Crespo y Adelaida Monguillot*

Tras los discursos del Embajador Jaime Marchán Romero y el Director del Instituto Cervantes, Ignacio Peyró Jiménez, la artista e historiadora de arte colombiana Daniela Galán y la bailarina y actriz ecuatoriana Estefanía Solórzano dieron una conferencia en la biblioteca del Instituto Cervantes donde remarcaron aspectos de la obra del artista nacido un 6 de julio en la ciudad andina de Quito.

Hijo de padre indígena y madre mestiza, Guayasamín (palabra que en quechua significa ave blanca volando) reivindicó durante toda su vida y a través de su polifacética expresión artística los derechos de los pueblos más excluidos y maltratados por la sociedad. 

Embajador Jaime Marchán Romero, Estefanía Solórzano, Daniela Galán e Ignacio Peyró Jiménez | Foto Cortesía Instituto Cervantes

Daniela Galán mostró obras de La edad de la ira del artista que, con lirismo y universalidad, denunciaron las injusticias del siglo XX, y recordó las palabras del mismo Guayasamín: “Mi arte es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente. Para demostrar lo que el hombre hace contra el hombre”. La historiadora hizo hincapié en el valor y la originalidad de la obra del artista ecuatoriano como embajador del arte indígena, único e independiente del arte europeo. Destacó, además, las siguientes obras en las que Guayasamín refleja las tragedias del siglo pasado: La espera (Segunda Guerra Mundial), Los mutilados (Guerra Civil Española), Cabeza de Napalm (bombardeos a Hiroshima y Nagasaki) y Lágrimas de sangre, en reacción a los acontecimientos sucedidos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile y dedicado a los chilenos Pablo Neruda, Víctor Jara y Salvador Allende. La escultora colombiana también eligió algunos imponentes murales posteriores como El toro y el cóndor (La Capilla del Hombre, Quito, 1998) e Hispanoamérica (1981-1982) que se encuentra en España, en el aeropuerto de Barajas de Madrid.

Estefanía Solórzano, quien comenzó hace dos años un Máster en Antropología de la Danza y actualmente desarrolla un proyecto basado en la memoria y el olvido, hizo referencia a la obra El grito para profundizar y reflexionar sobre la ira en la estética de Guayasamín. Durante su presentación, leyó otras citas conmovedoras del artista: “Quiero expresar este ojo que está llorando, estos dientes que están mordiendo o estas manos angustiadas, vibrando”. Para terminar, recitó en inglés y en español el poema de José María Arguedas, escritor, antropólogo y poeta peruano, que comienza así:

Que Guayasamín

Desde qué mundo, Guayasamín,

tu fuerza se levanta?

Paloma que castiga

sangre que grita.

¿Desde qué tiempos se hicieron

tus ojos que descubren

los mundos que no se ven,

tus manos que el cielo incendian?

Escucha, ardiente hermano,

El tiempo del dolor,

de los días que hieren,

de la noche que hace llorar,

del hombre que come hombres,

para la eternidad lo fijaste

de modo que nadie será capaz de removerlo,

lo lanzaste no sabemos hasta qué limites.

Que llore el hombre

que beba el suavísimo aliento de la paloma

que coma el poder de los vientos,

en tu nombre. (…)

Foto superior: Hispanoamérica, murales en el Aeropuerto Barajas de Madrid. (c) Fundación Guayasamín.

*Ana Rivadulla Crespo (España). Vive y trabaja en Londres como Psiquiatra de Niños y Adolescentes y como Psicoterapeuta Psicodinámica.

Adelaida Monguillot (Argentina). Vive en Londres y es guitarrista del trío @3argentinas