Algunos dicen que el 20 de enero del 2017 marcó un antes y un después en la forma de relacionarnos y ver el mundo.

Una realidad donde se legitimiza la novedad y la noticia es una invención que reemplaza al hecho mismo. Ni siquiera, parafraseando a Picasso, el arte salvaría al mundo actual de la mentira institucionalizada.

Palabras: Soledad Bustos
Foto superior: Tate Modern por HeikoAL

Hablar de la arquitectura de Londres en este ambiente político tan furibundo parecería banal; sin embargo, Londres es hoy una ciudad cuyo futuro está comprometido debido al Brexit, aislada en espíritu y composición ciudadana del resto del país, sufriendo, últimamente, grandes cambios en su planificación edilicia y perdiendo en el proceso parte de su identidad y cohesión.

Escribí en mi columna Memorias de Londres en La Tundra Revista sobre la transformación del Centre Point en Tottenham Court Road debido a Crossrail, y el barrio aledaño, con Denmark Street, la calle sinónimo de la música popular inglesa, los estudios de grabación y producción, y las tiendas de instrumentos musicales.

Por otra parte, las centrales eléctricas en la ciudad han sido tradicional-mente una excusa para construir los más maravillosos edificios, que, como catedrales se erigen aún hoy imponentes en la geografía londinense. Tate Modern es un ejemplo exitoso de la transformación y renovación de una de estas centrales. Su nueva extensión ha dado que hablar por un diseño que se aúna en espíritu con la fachada de ladrillos del museo madre, pero discrepa enteramente con las paredes que, como paneles, resisten la línea vertical.

Otras estructuras, que como Denmark Street, enfrentan la extinción, son los baños públicos de la ciudad. Un signo inconfundible de civilización urbana que despierta profunda admiración entre aquellos que, viniendo de tierras foráneas, reconocen sus únicas cualidades. Los más antiguos lucen ornados trabajos de metal en la entrada y azulejos, de primera calidad, en su interior. Su condición gratuita no hace más que incrementar la intrínseca conexión que tienen con importantes valores de profunda civilidad.

Las ciudades cambian, evolucionan…

Y, como entidades vitales, necesitan de ese cambio que aporte nuevas ideas y energía a su ecosistema.

Las leyes de planificación efectivas permiten esta renovación sin perder de vista la esencia y carácter de las mismas. Londres necesita lograr un equilibrio en materia de construcción edilicia que le permita encontrar un punto donde lo nuevo no la vuelva irreconocible.

* Soledad Bustos (Argentina) es artista plástica.
Vive y trabaja en Londres desde hace más de veinte años. @solebustos1