Si hay algo que se no se puede decir de Eliane Correa es que se quede quieta un segundo. La cantante y compositora desprende una energía indudable y la plasma en cada una de las canciones de su disco Rumba con Flores. Eliane Correa, que divide su tiempo entre Londres y Barcelona, confiesa que su estado natural es estar con un pié en el avión.

Y le creemos.

Entrevista: Silvia Demetilla

Los viajes son una constante en la vida de la cantante por lo que la palabra nómada le sienta de maravillas. Buenos Aires, La Habana —donde estudió en el Instituto Superior de Arte—, Londres, Barcelona y Gambia , son las directrices de su recorrido personal y musical. «Me gusta esa sensación de siempre tener un pie al borde del avión, ya es como un estado natural para mí». Nació en Luxemburgo, pero proviene de una familia de inmigrantes que le dio todas las herramientas para desenvolverse en un mundo global. «Terminé la escuela muy joven y me fui unos meses a Buenos Aires, a reconectarme con mi familia de allá. El viaje me sirvió, además, para hacer voluntariados en los barrios carenciados que se quedaron sin nada durante la crisis de 2001», relata.

Entre todas esas idas y venidas puede haber surgido ‘Tengo una piedra en el bolsillo’, una de las canciones más impactantes de su disco Rumba con Flores, o como decimos en Argentina, ‘tengo una piedra en el zapato’. «Es un poco lo mismo», aclara, «este tema nació de un sentimiento, más que una situación específica. Me encontré en un punto de mi vida en el que se repetía la sensación de ‘estoy arrastrando un peso que lo único que está haciendo es frenarme’. Fue una cosa terapéutica, donde hablo de los tropiezos y los daños causados por este peso inútil, ‘ando arrastrando el alma, dejando rayas largas en la tierra’ y luego de liberarse». 

Sus amigos le dicen que su expresividad es diferente en cada idioma, pero ella no le da demasiada importancia y canta en inglés tan cómodamente como en castellano. «Le tengo mucho cariño a los dos idiomas. Al inglés, lo siento más elástico a la hora de comunicar exactamente lo que quiero, mientras que al español, lo encuentro más bello y me sale de adentro ya que es mi idioma nativo».

Son los hechos los que marcan los pasos que damos en nuestras vidas, y en el caso de Eliane hubo uno que, aunque ella dice no recordar, su familia, cual guardiana de memorias, se ha encargado de contarle. «Cuando estaba a punto de cumplir los tres años, mi mamá me preguntó qué quería para mi cumpleaños, y yo le pedí un piano. Me compraron un Casio, de esos de juguete, y yo le dije que no, que ése no era un piano, que ¡yo quería un piano de verdad¡». Así que le buscaron un piano viejo, y desde ahí nunca se detuvo. 

Me pasé la infancia metida en la música, cantando, tocando piano y componiendo. Tuve mucha suerte». Luego vinieron años de diversificación.


Ella misma apunta que, debido a una tendinitis, no pudo seguir tocando el piano como de costumbre. «El piano siempre ha sido mi forma de canalizar las luchas internas y tormentas a las que todos nos vamos enfrentando en la vida, y hasta el día de hoy, sigue siendo mi terapeuta, mi enemigo y el amor de mi vida, todo junto. Por otra parte, cantar es algo que hago por placer y cuando tengo algo que transmitir. Para crear una conexión entre los músicos y los que la escuchan tiene que haber un sentimiento verdadero detrás».

Eliane es también uno de los pilares de Wara, una agrupación con un sonido ‘latino fresco y nuevo en Londres’, según sus propias palabras. «La cosa empezó sin grandes planes, pero el proyecto fue creciendo, en par-te, gracias a la agencia Movimientos, que nos apoyó desde el principio, y fuimos evolucionando. Juanita Euka, la cantante principal, como yo misma, y demás miembros del grupo, tenemos otros proyectos personales. De todos modos, Wara nunca se terminó, y planeamos nuestro regreso este verano».

En cuanto a Rumba con Flores, comenzó casi sin darse cuenta, «como algo para mí, para darme el gusto y sin fines comerciales», prosigue Eliane con ese indudable entusiasmo de los que están más que orgullosos de su trabajo.

«Desde un principio conté con la ayuda y la colaboración de músicos como Michel Castellanos y Binisa Bonner, que son integrantes principales de En El Aire Project. Fue un honor grabar con algunos de los músicos de Londres que más admiro, como Jimmy Martínez (bajo), Graeme Flowers (trompeta), Roberto Manzin (saxo), Gerardo de Armas y Hammadi Rencurrell (percusión)». Otros músicos se unieron luego al proyecto, como Will Fry en la percusión, Gabriele Pribetti (saxofón), Manuela Panizzo y Yasmeen Quintana en las voces. «¡Esto se está convirtiendo en una gran familia!», concluye. Al momento de realizar esta entrevista Eliane Correa se encuentra grabando su segundo disco, Point of No Return, que verá la luz en otoño de este año.

Silvia Demetilla. Editora y Directora Creativa de La Tundra Revista. La curiosidad es su motor. Colecciona discos, ama la música y compone canciones @alasVALS