A través de su álbum Hasta el Nuevo Sol, la cantautora colombiana Victoria Sur emprende un viaje a los confines de su historia personal para abrazar su esencia y explorar el universo emocional de las mujeres.

Entrevista: Salvatore Laudicina
Fotos: Leo Carreño

Reflexiva, con la serenidad pisándole los talones a esa prisa que llevan las palabras, Victoria Sur desempolva algunos recuerdos de su infancia en Armenia, su ciudad natal, localizada en el eje cafetero colombiano.

Entonces, vuelve a meterse en su cuerpo de niña para evocar la fortaleza y sabiduría de su bisabuela materna, sus abuelas y su madre. Entreteje imágenes con una exactitud pasmosa, como si las escuchara hablar en este preciso instante de la vida y sus misterios.

La inspiración para escribir ‘Las curanderas’, una de las canciones que forma parte de su disco Hasta el Nuevo Sol, proviene justamente de ese saber femenino que parece extinguirse en el mundo moderno.

“La letra es un tributo al ‘sana que sana’ que cantaban nuestras antepasadas para curar el dolor de los niños. En ese juego de palabras, hay una gran lección de fuerza interna y resiliencia”, afirma.

Pero en esa búsqueda intrínseca —las letras que escribe le permiten estar frente a frente con su yo más puro— también desea explorar nuevos significados de ‘ser mujer’ y romper con viejos paradigmas.

“Siento la necesidad de sumergirme en las profundidades de mí misma y construir mi propia visión del universo femenino. La crianza es un equipaje valioso pero debes encontrar otras maneras de construirte como individuo”.

En uno de esos silencios que se aposenta sagradamente en las conversaciones tras pronunciarse la última palabra de una respuesta,  la memoria encuentra un pretexto valioso para recordar la travesía musical de Victoria Sur.

Desde el lanzamiento de Bambuco Ácido (2004), su primer disco, la artista se muestra genuina, fiel a su pensamiento como mujer y artista. Esa es la marca registrada de sus canciones, ajenas a los mandatos de la industria discográfica.

Las huellas musicales que aparecen en el camino antes de este último álbum son igual de fascinantes: Colección de Mundos (2008), Belleza Silvestre (2010) y Tu Continente (2015). En cada uno de ellos Sur deja en claro que la música no debe tener altas dosis de sonidos comerciales para calar en el gusto del público.

“Siempre he respetado mi voz interior. Hago la música que me dicta mi alma. Es una cuestión de honestidad conmigo misma”.

Grito de rebeldía

A la par con esa necesidad de reivindicar el poder de la palabra de las matronas para sanar, Victoria Sur lanza un grito de rebeldía para romper con antiguos patrones afectivos. Tal es el caso de ‘Caperucita encantada’, otra de sus canciones: “La mayoría de nuestras abuelas y madres fueron caperucitas encantadas que fueron engañadas y abandonadas en la mitad del bosque, metafóricamente hablando”, confiesa. 

Un bosque que puede ser familiar para miles de mujeres latinoamericanas, en distintas épocas y distintos contextos socio-culturales, víctimas de un machismo que aún hoy ronda como un fantasma en sus relaciones de pareja.

“Esta canción resignifica a la mujer en su capacidad de renunciar a ese encantamiento que la lastima”, dice Victoria.

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Inmersa en la hondura del alma femenina, Victoria Sur convive plácidamente con la fortaleza que poseen las mujeres para salir adelante: “Recuerdo que mi bisabuela materna, mis abuelas y mi madre fueron mujeres muy fuertes y luchadoras. Tengo mucho de eso”.

Es inevitable imaginarla enfrentar la vida con una valentía y moral férrea, cantando a capella su versión de ‘Dos Gardenias’, homenaje a la compositora cubana Isolina Carrillo, incluida en Tu Continente, joya absoluta de su disco discografía. “Las mujeres somos demasiado intensas. En ese sentido, debemos ser como los hombres: prácticas para procesar el duelo”, concluye.  

Web de Victoria Sur

* Salvatore Laudicina. Periodista, fanático de Charles Chaplin, adicto a la fotografía, consumidor de arte, cinéfilo empedernido, amante del jazz y cazador de atardeceres. @s.laudicina